lunes, 23 de abril de 2018

un alto en la derrota




Celebremos el Día del libro con la lectura de, "Un alto en la derrota" , por el autor de "Las esquinas del mundo", Luis Alfonso Iglesias Huelga.
  

UN ALTO EN LA DERROTA

Tenéis razón
pasó la moda (si acaso fue una moda)
de banderas, ilusiones y consignas
en favor de una especie equivocada.

Limpiemos las pintadas ingeniosas
de la conciencia inocente de las caras.

Olvidemos que un día fue posible
soñar la longitud de la esperanza
en el incontestable territorio de la historia.

Aquello fue en vano
un juego juvenil que se curó 
con la normalidad incontenible de los años.
Un error perdonable,
una quimera 
expoliada por la edad de la palabra.

Hagamos un alto en la derrota
en cada arruga sufriente,
en cada cana.

Digamos que algunos suspiraron
el alivio de nuestras necedades,
un día, al partir de madrugada,
hacia su errante miseria cotidiana.

Paremos, derrotados, la derrota
para mirar hacia atrás sin salvaciones
seguros de que hubo una razón
tan encendidamente humana
que esperaba otra verdad,
erguida,
en otra plaza.

Pero es preciso que el alto sea breve
porque nada es posible en la derrota
y urge retomar viejas preguntas
para evitar
el terrible alto de la doma.

Luis Alfonso Iglesias Huelga


http://www.editorialcuestiondebelleza.com

miércoles, 18 de abril de 2018

ir y venir


MAÑANA SERENA DE PRIMAVERA

Entró volando aún caliente del sol
y se posó, tan llena de primavera, en mi mano,
tan inexplicablemente extraña, tan referida a sí misma;
y no era, sin embargo, sino una hoja de haya primaveral.
Así yace el mar en su cuenco terrestre,
así descansa la nube en la gran mano,
cada corazón descansa desconocido de sí mismo,
extraño para sí mismo, y también trae desde siempre las 
    marcas del fuego
del propio ser inscritas como nombres con hierro candente.
Y como el mar con las mareas más apacibles
golpea sereno alrededor de las rocas rígidas,
surge un brillo cristalino desde el volcán que aguarda
extensiones sin nubes que tiemblan diáfanas,
ajenas al éter, pero envueltas totalmente por él,
y en el aliento de lo perdido
cada cosa ha depuesto su nombre.

Pues felizmente cuelga la campana en el azul,
ningún silencio calla en ella y ningún lenguaje habla,
su luz esférica absorbe, llena de un dulce vacío,
el ser del mundo en la silenciosa ingravidez
y lo transforma en lo nuevo increado:
elevado serenamente por el aliento primaveral,
el mundo, tranquilo, se abandona suavemente a sí mismo,
y, anónimas, la mano, la hoja, las olas inmóviles,
oh, felicidad invisible que escucha,
entonces, apacible, la ola de las mareas del ser
choca, cristalina, en la pared de las campanas
y, plateada, toca la claridad en la claridad,
para que, suave por el sonido de la fuente lejana como las
     nubes,
cada cosa se nombre clara y nueva...,
incluso la hoja de haya en mi mano.

Hermann Broch

En mitad de la vida, 

Igitur/poesía. Traducción Montserrat Armas y Rafael-José Díaz


Imagen:  Anar i tornar. Juan Genovés