lunes, 27 de noviembre de 2017

el sudor del alma


      
    

   Arthur Koestler,  el gran escritor, estaba convencido de que el cerebro consta de dos mitades: una pequeña parte, ética y racional (todavía muy pequeña) y una enorme trastienda cerebral, bestial, animal, territorial, cargada de miedos, de irracionalidades, de instintos asesinos y que harían falta millones de años -¡vaya promesa!- para que la evolución moral alcance nuestra condición, nuestras técnicas de destruccion y de agresion. Es una teoría. [...] Una larga paz es un enorme aburrimiento, una larga prosperidad -creada a partir del mal, particularmente pero no exclusivamente. La palabra italiana es mucho más fuerte: noia. Una suerte de tedio, de miasma -¡un enmerdement, para ser vulgares! Una kalachnikov en la mano y, de pronto uno se siente viril, bello, hombre, llamado a la acción. El deporte es un substituto, es sabido. Ahora tenemos una religión en la tierra, se llama fútbol, por supuesto única religión planetaria. Se puede decir que el vándalo (en nuestras ciudades de hoy el violento) sería un "comando" perfecto si mañana hubiera una guerra. Con exactamente las mismas cualidades de agresion, de brutalidad, de astucia y de inventiva estratégica.

   Es posible que aún no hayamos podido encontrarle al hombre (al hombre sensual medio, famosa frase y fórmula jurídica- una salida para su enorme energía animal que en la rutina de la monotonía, de la mediocridad sexual de la mayor parte de las vidas, busca afirmarse. No lo sé. He planteado el problema. Espero una respuesta.

 George Steiner, en diálogo con Anotoine Spire. 

La barbarie de la ignorancia. del Talller de Mario Muchnik

Fotografia: pfp , naturaleza muerta 


3 comentarios:

Fackel dijo...

Steiner debe seguir esperándola. Como seguimos prospectando muchos, y si la Etología nos arroja luz acaso interpretemos mejor aunque no por ello los cambios sean posibles a cierto plazo. Dice el texto lo del tipo que con un arma en la mano y una estética macho se siente el rey del mundo...del mundo efímero. He observado muchas fotos de los guerreros de nuestros días y no puedo menos que sonreír. Mucha exhibición ¿y cuánto les quedaba de vida el día que se hicieron la foto? ¿Cuántos enemigos estaban aún por matar? Veo la foto no pixelada de los machitos del juicio ese por agresión, violación, etc. de Pamplona y ¿cuál es su grandeza y su poderío? ¡La tribu! Siempre la tribu, y si no tienen armas convierten en arma una acción conjunta, acordada o instantánea porque al adn de la primitiva cultura animal se impone, luego se adornan con camisetas ad hoc -¿por qué el toro es signo de machismo por excelencia, inclusive en banderas de España?- y a exhibirse aunque en su cerebro de mosquitos presuntamente se esté cociendo alguna, como ya se vio. Sinceramente, qué mal me suena la aplicación del término manada a esos individuos. Me niego a aplicar el término. Hay razas de animales más nobles para los cuales el término manada es justo y loable. Habría que inventar palabras precisas para denominar comportamientos de agresión y violencia.

Unknown dijo...

La escala darwiniana, naturalmente, no era completa. Los humanos seguimos cambiando para bien y para mal y en muchos aspectos. A veces pienso que estamos dentro de una espiral peligrosa que no nos permite tomar distancia y analizar qué nos está pasando realmente. Se habla ya de los post-humanos.
Sigo soñando un mundo sin armas. Nos quedan las palabras y no renunciar a nada mejorable por imposible que nos parezca.
Un beso, Pilar.

pfp dijo...

gracias, Fackel, gracias, Gloria, por completar con vuestras interesantes opiniones, mi entrada. Un lujo!

un abrazo!