lunes, 29 de diciembre de 2008

relato Nº 3, Concurso de relatos "pequeño formato"


Calladita estás más mona…cientos, miles de veces, y en estéreo, su madre por un lado y su tía al otro. Toda su infancia oyendo esa frase, cada vez que su hermano la incordiaba, cada vez que pedía que la llevaran con la abuela, cada vez que protestaba por la incomodidad de la ropa que debía llevar. Más mona. Era lo máximo, lo único, de hecho, a lo que podía aspirar, ser mona. Pero callada, discreta, servicial.

En la adolescencia, empezaron las tímidas protestas. Papá, dejadme volver algo más tarde, quiero esa minifalda, mi amiga ya tiene tocadiscos y yo aún no…Niña, calla, que tu padre tiene muchas preocupaciones, no está para esas tonterías.

Su amigo barbudo de la facultad le abrió los ojos a la lucha de clases, la emancipación femenina (por la cuenta que a él le traía), la opresión capitalista y la alienación de la cultura burguesa. Muchas asambleas, muchas tardes en el partido, él arengando, ella escuchándole en silencio, arrobada. Y le leía reiteradamente un poema…Me gusta cuando callas porque estás como ausente…

Cuando finalmente acabó Derecho, su padre le colocó, sin que ella pudiera decir nada, en un bufete de un amigo, donde conoció al que sería su marido. Hombre brillante y hábil conversador, bueno, mejor locuaz hablador, porque lo que era escuchar…

Vinieron los dos hijos varones, y la tercera, aunque ella hubiera preferido sólo uno, pero se lo calló. Era una familia próspera, los negocios iban bien, los niños a los mejores colegios, tenían casa en la montaña y en el mar. También una activa vida social. Ella lo organizaba todo, esas reuniones y fiestas favorecían en mucho los contactos y clientes del marido, gente de alto nivel. Pero con la que mejor no hablar mucho, no sea que digas algo inconveniente, le recordaba él.

Cállate, por favor, no se te ocurra decirle nada a tu marido, no seas tonta, acaso crees que él te lo cuenta a ti, le aconsejó fervientemente su amiga cuándo se enteró de que ella tenia un lío con su profesor de equitación. Ni pensarlo, podrías perder mucho, calladita estás más mona (regresión a la infancia, a los 55 años).

Una tarde de agosto su marido debía concertar a las seis de la tarde un partido de padel con un buen cliente. Pero la pista estaba ocupada, y lo adelantaron a las tres. A 40º, a la media hora, el brillante empresario cayó fulminado. Cuándo ella se enteró, no supo que decir. Lloró en silencio.

Era una tarde de setiembre, empezaba a refrescar a media tarde. Ella organizó en la casa frente al mar la ceremonia de lanzamiento de las cenizas de su marido, con todos los amigos y familiares. Un acto precioso, con flores por todas partes, los invitados en sillas cubiertas de tules y lazos, y ella, sin palabras, lanzando las cenizas por el acantilado, rodeada de sus hijos.

Le costó que marcharan todos, sus hijos insistían en quedarse, ella en que regresaran a sus casas. Les prometió tomarse unas pastillas e irse a dormir pronto. En vez de eso, se sentó en el porche de la casa que daba al mar. Estuvo sentada, silenciosa e inmóvil, durante dos horas. Mirando y escuchando el oleaje.

Cuando pasaron exactamente 120 minutos, su boca se abrió, sin sonido primero, pero repentinamente, sin contención, sacó de dentro un grito desmesurado, poderoso, enorme. Y, finalmente, sonrió.




Fotografía; M.S. Nº3 pfp

sábado, 20 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD, FELIZ AÑO, A TODOS, AMIG@S


"Comenzaré por decir, sobre los días y años de mi infancia, que mi único personaje inolvidable fue la lluvia. La gran lluvia austral que cae como una catarata del Polo, desde los cielos del Cabo de Hornos hasta la frontera. En esta frontera, o Far West de mi patria, nací a la vida, a la tierra, a la poesía y a la lluvia.
Por mucho que he caminado me parece que se ha perdido ese arte de llover que se ejercía como un poder terrible y sutil en mi Araucanía natal. Llovía meses enteros, años enteros. La lluvia caía en hilos como largas agujas de vidrio que se rompían en los techos, o llegaban en olas transparentes contra las ventanas, y cada casa era una nave que difícilmente llegaba a puerto en aquel océano de invierno.
Esta lluvia fría del sur de América no tiene las rachas impulsivas de la lluvia caliente que cae como un látigo y pasa dejando un cielo azul. Por el contrario, la lluvia austral tiene paciencia y continúa, sin término cayendo desde el cielo gris.
Frente a mi casa, la calle se convirtió en un inmenso mar de lodo. A través de la lluvia veo por la ventana que una carreta se ha empantanado en medio de la calle. Un campesino, con manta de castilla negra, hostiga a los bueyes que no pueden más entre la lluvia y el barro.
Por las veredas, pisando en una piedra y en otra, contra frío y lluvia, andábamos hacia el colegio. Los paraguas se los llevaba el viento. Los impermeables eran caros, los guantes no me gustaban y los zapatos se empapaban. Siempre recordaré los calcetines mojados junto al brasero y muchos zapatos echando vapor, como pequeñas locomotoras. Luego venían las inundaciones, que se llevaban las poblaciones donde vivía la gente más pobre, junto al río. También la tierra se sacudía, temblorosa. Otras veces, en la cordillera asomaba un penacho de luz terrible: el volcán LLaima despertaba".

INFANCIA Y POESÍA
Confieso que he vivido
Pablo Neruda



Fotografía: Cielo con arco iris en la América Austral

viernes, 19 de diciembre de 2008

relato Nº 2, Concurso de relatos "pequeño formato"



Al doblar la primera esquina de aquella calle lúgubre y solitaria, con una mano doliente repasó la pared mugrienta en la que se apoyó para encontrar un descanso. Estaba exhausta y tenía frío. Se envolvió en la toquilla oscura de lana áspera hasta los ojos y, por encima de la cabeza, hasta las cejas. Sus ojos brillaban como brillan los de un gato nocturno y silencioso. Tenía que hacerlo ya, aquella misma noche: era justo para salvar su vida de tanta mediocridad, tanta miseria contenida, tanta vulgaridad, tanta zafiedad… No sabía qué palabras buscar que alimentaran más su resentimiento hacia ellos que la habían hecho tan vulnerable y digna de mofa para todos y para siempre; ¿por qué?

Inició de nuevo su paso vacilante hacia la casa de donde ella salió siendo una recién nacida a la juventud… Allí estaba. Tres peldaños la separaban de la puerta de entrada y en el lugar quedó silenciosamente unida a la quietud de la noche, iluminado su rostro por la escasa luz que, de una de las ventanas le llegaba. Subió con esfuerzo y su mano se cerró sobre la aldaba, la golpeó sobre la madera oscura, resonó lúgubre como sentía los latidos de su corazón y esperó. No tardó demasiado en abrirse aquella puerta origen de su vida y desventura. Alguien la hizo entrar y, cuando llegó al lugar ofrecido ya dentro de la casa, miró abiertamente al hombre que le abría los brazos… su aspecto era fantasmal, su figura envejecida prematuramente, sus ojos penetrantes y ojerosos, su tez grisácea, su actitud de ternura cierta… Se abrazó a él y, dentro del cálido círculo que la envolvía, musitó: “padre…” El hombre hundió la cabeza en su hombro y lloró como un niño.
Cuando se calmaron las emociones, ambos se miraron a los ojos y se acariciaron el rostro uno al otro. “Ven, estaremos mejor junto al fuego” y la llevó con delicadeza frente a la chimenea donde la llama prendida en unos troncos de madera recién colocados para caldear la estancia, le devolvió el aliento. Aquel lugar, aquella sala, la mesa llena de papeles sin orden, los libros bailando en sus estanterías por el balanceo de la luz del fuego que oscilaba al paso de ellos dos, instalándose en sus asientos, como preparados ya para el encuentro. “¿Cómo estás querida mía?” Susurró el hombre sin dejar de sostener y aliviar su mano del frío y de la soledad. Ella no respondió; una triste sonrisa se dibujó en sus hermosos labios de mujer joven aun. “Lo siento niña mía, fue tan breve todo, pero algún día resurgirás… Los malos tiempos pasarán, esto es una locura…” Ella volvió a sonreír con amargura, pero permaneció en silencio. Pasados unos instantes que parecieron siglos, el hombre tierno y maduro que la acogía, con el corazón atenazado por una extraña incertidumbre que le ahogaba dijo, casi por desvanecer la tensión de la escena: “Va a venir esta tarde, dijo que vendría a visitarme, me aprecia mucho y le estoy agradecido, muy agradecido a pesar de todo”. La mujer joven enarcó las cejas como haciendo una pregunta a algo absurdo e improcedente… “Sí, continuó, a pesar de todo. Es tan difícil la situación y se comprende que…” Alguien, fuera de la casa, se hacía presente por la energía que irradiaba de una extraña personalidad y porque también utilizó la aldaba para dar constancia audible de que estaba allí, frente a la puerta. El hombre de la casa, con un cortés movimiento dejó la mano de la mujer sobre el brazo de su sillón y fue a abrir. Se oyeron palabras entrecruzadas, sonido de abrazos de hombres con sus entrañables palmadas de buenos amigos. Otro momento de silencio antes de aparecer juntos en el umbral de la puerta de la sala, y el recién llegado, con más años sobre sí que el primero y la mirada asustada sin poderlo remediar se fijó en la débil silueta de la mujer que parecía reposar quieta, silenciosamente esperando. Había un tercer asiento frente a los dos primeros como si un presentimiento previo hubiera dispuesto la escena para su mejor ejecución.
Los tres juntos al fin. De uno al otro y entrecruzándose, las emociones se acariciaban y se agredían en un desconcierto al que la joven mujer puso punto final y rompió su silencio…
Y entonces habló, habló sin respiro, atropellándose en las palabras como si en un solo minuto tuviera que vomitar toda su vida sobre la alfombra roja que pisaban sus pies… Miró al primer hombre y le dijo: “Padre ¿por qué?.¿por qué me hiciste así? ¿por qué me deparaste un destino tan vulgar y fui la mujer que no quería ser? Porque yo ¿sabes? quería ser una princesa rusa, enamorada hasta la locura de un hombre imaginado a través de mis sueños y mis anhelos … yo quería crear también el único amor que no se marchita, el que no sufre la degradación de lo consumado y se alienta con la ilusión de lo que puede llegar a ser… yo sólo quería crear mi libertad y mis propias virtudes, mi propios errores, mis pecados, mis miedos y mis osadías… ¿Por qué me elegiste como una parlanchina para diversión y regocijo de mentes estructuradas e incapaces de descubrir el caudal de sabiduría y amor que posee una mujer? ¿Tu crees, padre, que alguien se detuvo un momento para pensar lo que yo sufría porque mi vida no estaba de acuerdo con mis más íntimos deseos?. ¿Tu crees que yo era feliz con el egoísta y burlador del marido que me diste en suerte? ¿Crees de verdad que merecía ser tan interesada y vulgar? ¿Por qué no me hiciste de otra manera, más elegante, más mujer?

Al final de la disertación las lágrimas descendían por su rostro como la lluvia mansa se desliza sobre la campiña invernal en que se transforma un alma doliente, lamiendo su corazón deshecho como un perro lame las heridas de un mendigo macilento.
El hombre que la abrazó al llegar, lo volvió a hacer ahora y después fue él quien se quedó en silencio.
Al instante, desprendida del abrazo que la conmovía, se volvió con una energía nueva, de fiera liberada hacia el visitante y no había suficiente aire para decirle con aquellos ojos deslumbrantes de gato nocturno y maullante: “No quiero hablar de tu vida aquí porque no te lo mereces. Mi padre te está agradecido porque aceptaste ser mi tutor y padrino. Sobre los pentagramas me fuiste dibujando para una vida que yo no quería y que fue rechazada por mi origen y por el de él. Creías redimirte con este gesto pero lo dudo. Recuerda el resultado. Yo no fracasé a pesar de odiarme a mi misma por haber aceptado mi creación… Pude haberme suicidado atenazando la mano que me diseñaba palabra a palabra, pero no lo hice porque ni los perros muerden la mano de quien les sustenta la vida, y es que así, poco a poco, sobre el papel, no me daba cuenta de lo que iba a ser… Y tus partituras tan excelsas en otros tiempos, ¿cómo dieron en sucederse con la mediocridad con la cual me dejaste vestida, como testamento de mi existencia? No sabrás nunca cuántas lágrimas derramé cuando me dejasteis. Me quedé huérfana mientras mis hermanastras triunfaban llevadas de tu mano de maestro y de tu cariño recién estrenado cuando todo pasó… ¡!¿Por qué me abandonaste?!!

El, pausadamente, la miró con el corazón turbado por la disyuntiva creada entre la ternura y la aceptación para decirle: “!Me hiciste tanta ilusión!, fuiste el arma de mi combate, el antifaz con que ocultar mi cobardía, la esperanza de una resurrección en los valores del Arte, de la Música, el antídoto de un veneno que amenazaba con devastar lo más hermoso que el hombre puede dejar tras él, a la Humanidad. Y mi egoísmo por preservar mi orgullo de artista de tanta amenaza, creó la música que te ha acompañado y que te acompañará siempre… Has sido desgraciada, hoy lo se y me lamentaré eternamente de ello…; date cuenta querida: nos haces el juicio más severo que se puede hacer: de la criatura a su creador. Pero no te diré: “Si lo hubiera hecho distinto, no. Sacrificaré tu vida porque permanecerás para siempre aunque no lo entiendas… Mi penitencia, con el inmenso dolor que tus palabras me causan , ya la he cumplido.



Fotografía: M.S. Nº2, pfp

miércoles, 17 de diciembre de 2008

París



Asociaba París con un calor de chicharrina.

Estuvo una semana en agosto, más de veinte años hacía ya, sin apenas dinero, acampada en el Bois de Boulogne, pateando la ciudad de cabo a rabo, bebiendo agua de todas las fuentes, comiendo bocatas que improvisaba en la calle, bagets compradas en cualquier panadería y unas latas de atún que llevaba en la mochila. El último día lo celebró con un pollo asado que comió debajo de un árbol en los jardines de Luxemburgo, más tarde se quedó dormida en una siesta apacible y bochornosa de la que le despertó una tormenta de agua y truenos.

A la noche llegaba al camping hecha polvo, jurando en cananeo por los precios del metro, de una cerveza, o de un café, pero feliz y deslumbrada por la ciudad, por todos los museos, por las pinturas, la arquitectura y los monumentos con los que tantas veces había soñado…
Hace veinte años no había que pagar por entrar al Panthéon y visitar la tumba de Voltaire, aquello fue una gran experiencia, una gran emoción…como ir a ver a su abuelo al cementerio…
No era la primera vez que volvía a París, siempre viajes rápidos, por diferentes motivos. Esta vez el viaje era profesional y a última hora decidió prolongar un par de días la estancia y pasear tranquila por la ciudad... como entonces...

Al salir del Hotel la noche de su llegada , le sorprendió el frío, un frío intenso, que no asociaba a sus recuerdos del París de su juventud, un frío de hielo que junto a una noche despejada, iluminada de luna llena, le mostró una ciudad fría, distinta y distante, una arquitectura monumental, glacial, lavada y lustrada que ya no mostraba las huellas ni la suciedad del pasado… lugares asépticos, donde se esmeraban las brigadas de mantenimiento de la ciudad.
Por la mañana, de tan luminosa se veía caer el hielo, despacio, desde el cielo azul. Encasquetada con un gorro hasta las cejas, y una bufanda hasta los ojos, bajó a buen paso por el Boulevard Saint Michel, rodeó la Sorbonne, se paró en los escaparates de varias librerías y entró en una tienda de ropa, compró un jersey grueso y finalmente llegó al Panthéon, pagó 7,50 euros y entró sin apenas hacer cola. Le costó reconocer el interior de tan limpio y reluciente. Bajó a la cripta, se cercioró que Voltaire seguía en su sitio, le saludó interiormente y salió de nuevo a la calle… a pesar del sol de media mañana, seguía haciendo un frío intenso. Entró en un café, sus problemas ahora, no eran los precios…



Fotografía: pfp. Leyenda en la tumba de Voltaire. Panthéon de Paris.

lunes, 15 de diciembre de 2008

relato Nº 1, Concurso de relatos "pequeño formato"



SILENCIOS DE MUJER


¡La virgen santísima: Qué cantidad de gente! Seguro que los trenes andan con retraso otra vez, justamente hoy que había prometido a la señora María que haría todo lo posible por ir un poco antes para no dejar sola a su madre y que ella se fuera a primera hora a la peluquería …

No viene, no, el tren y, encima, imagínate cómo va a llegar: ¡a tope!… ¡Andaaa!, y con las prisas de esta mañana no he sacado el pollo para cenar del congelador. Tendré que comprar uno esta tarde cuando lleve de paseo a la señora Lourdes. Pasaremos por las cocheras para ir al parque, hoy. El del congelador lo dejaré para el domingo…

¡Casi menos cuarto, y el dichoso tren sin llegar! No sé si habrán dicho algo por megafonía… Calla, calla, ahora que lo pienso: ¡Qué vas a comprar pollo si se me ha acabado el bono-transporte y en el monedero sólo llevo los nueve euros del cambio de ayer en la droguería! ¡Si es que tengo la cabeza a componer!… La señora Nuria me trae loca, pero ¿qué voy hacer yo si el niño me vomita el desayuno…?, ¿llevarlo al colegio tal cual?… Me preocupa: no sé si es la comida de la escuela o las chuches que deben comer todo el día con los amigos, pero entre los mocos del resfriado que arrastra hace días y que no tiene hambre, se le hacen unas bolas que no hay manera de que trague… Sí, pero mira la señora Nuria: Ella mucho quejarse de que he llegado veinte minutos tarde pero que, si no me importaba, que me pagaba mañana, que no le había dado tiempo de ir al cajero… Y yo con sólo nueve euros encima y sin poder comprar el pollo…¡Y el tren sin venir!…

Si mi hermana estuviera aquí le hubiera dicho que en un momento me llevara el niño al pediatra. Estábamos justitos cuando ella vivía en casa, pero para estas cosas mira que me iba bien, porque la pobre Sandra bastante favor me hace de cogerlo cuando va a buscar a sus hijos y quedárselo en su casa hasta que no llega Félix a recogerlo al volver del trabajo, pero por un resfriado no le voy a pedir además… ¡Calla, que ya viene el tren! ¡Gracias, dios mío!

Hoy no me podré sentar, no, ¡ni pensarlo!… ¡Buaf! ¡Cómo viene de lleno! ¡Y con el dolor de pies que tengo!…

A ver si hay suerte y se levanta alguien cuando paremos en la próxima… Mañana, jueves, a casa de la señora Rosa, y supongo que querrá que le haga a fondo las dos terrazas… ¡Calla, tú!, que estos dos parece que se levantan… Pues sí; mira qué bien. Sentada, hasta final tendré tiempo de comer y así no lo tendré que hacer en la estación al llegar…Estoy sufriendo por la señora María, que justamente confiaba en que hoy le llegara un poco antes, y es que es la única que tiene algún detalle de vez en cuando conmigo, y para una vez que me pide algo…

¡Vaya! ¡Menuda mirada que me ha clavado el tipo este! Parece que no le hace gracia que haya sacado el táper… ¡Bah!… Aún llegaré a tiempo, aún…

¡Bueeeno!, pero, ¿se puede saber por qué me abanica con el periódico el tonto este?... Es arroz y pollo hervidos, y fríos no huelen… Deja, Marga; haz como si nada, como si no lo hubieras visto…

-Por si no lo sabía, señora, en este país no comemos en los trenes. ¡A ver cuándo se darán cuenta usted y los suyos de que ya no viven en la selva, sino entre personas!

Calla, Marga, calla… No te busques un lío… Ya comerás en el banco de la estación cuando llegues.
Fotografía: M.S. Nº1, pfp

viernes, 12 de diciembre de 2008

Pandora y su caja



El pintor inglés Rossetti, realizó esta obra en 1869, dándole el rostro de Jane Morris, de quien estaba enamorado locamente en aquella época, sobresale en esta Pandora, sus anchos y poderosos hombros y también su abundante cabellera.Rossetti tiene una fijación casi obsesiva por la imagen femenina, una imagen ajena al contexto típico de la cultura victoriana en el que vivía. Representa sobretodo en su última periodo a diosas y heroínas fatales y dolorosas, de bocas sensuales y miradas graves. Interpretaciones de un oscuro drama erótico que siempre acompañó al artista en su continua búsqueda de musas, modelos y amantes. ¡una vida de pasiones y apasionante¡

Pandora, primera mujer de la mitología clásica equivalente a Eva en el cristianismo. Zeus ordenó se creación para vengarse de los hombres.


Eva y Pandora tienen en común la curiosidad, Eva probó la manzana del árbol prohibido y Pandora quiso saber que había en el interior de la caja que le habían entregado. Las dos traerán irremediablemente el infortunio y la desgracia a los hombres.



Pandora, es símbolo de la tentación perversa a la que son expuestos los humanos, criaturas de Prometeo, rebelde contra el tirano orden divino.



Fotografía: Obra de Dante Gabriel Rossetti.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Medusa, belleza atroz

Caravaggio pintó este cuadro en un lienzo montado sobre un escudo convexo de madera de álamo y se expuso en la armería del gran duque Fernando de Medicis entre armaduras de caballeros.


En la literatura clásica, Medusa la Gorgona de cabellos de serpientes, fué originariamente una hermosa sacerdotisa del Templo de Atenea, violada por Poseidón el Señor del Mar. A consecuencia de este hecho, fué castigada por la diosa que transformó su hermosa cabellera en un nido de serpientes y su bello rostro en una máscara con un poder terrible en la mirada que convertía a cualquier ser viviente que la mirara a los ojos en estatua de piedra.


Murió finalmente a manos del héroe griego Perseo que la engañó, mostrandole su propio rostro reflejado en su brillante escudo.

Caravaggio nos muestra el preciso momento en que Medusa se ve a sí misma y con un grito de terror, presiente su destino fatal. La cabeza segada sobresale y proyecta sombras , la sangre cae como pequeñas estalactitas sobre la superficie del escudo.

Aunque el escudo es convexo, Caravaggio crea la ilusión de una superficie cóncava y dirige con fuerza la imagen hacia el espectador, de manera que la Gorgona parece mirarnos con odio y desprecio, hasta puede sentirse su horror y el poder de su hipnosis.



Gian Battista Murtola quizá poco despues de contemplar el cuadro escribió:



¿Es esta Medusa, la de cabellos venenosos
con miles de sierpes?
Así es; ¿no ves acaso como mueve los ojos, como
los pone en blanco?
Huye, huye de su cólera, de su desdén,
pues si te alcanza su mirada,
te convertirá en piedra también.


Fotografía: Medusa, obra de Caravaggio

martes, 9 de diciembre de 2008

el enigma, también tiene nombre de mujer



Dicen que la sensualidad de la mujer reside en su enigma y el enigma de la historia de la mitología en la Esfinge.
Monstruo con cuerpo de león, pecho y rostro de mujer, alas de ave rapaz, el rostro pálido, la boca llena de veneno, ojos como brasas encendidas y las alas siempre manchadas de sangre.
Desde Africa, Egipto ó Etiopía llego y se instaló en los montes de Tebas y desde allí se dedicó a asolar la campiña tebana destruyendo las siembras y matando a todos los que no fueran capaces de resolver sus enigmas, hasta que llegó Edipo...

A partir de la observación de su amplia iconografía deducen los eruditos que ésta es un íncubo femenino que mata abrazando y sofocando, lo que viene confirmado en parte por la misma etimología de la palabra que significa "la que aprieta","la que oprime", "la que ahoga"...


Frente a la puerta había una esfinge, un ser híbrido de horrores y placeres, cuerpo y garras de león, mujer por su cabeza y sus senos.
¡una hermosa mujer¡ Su sabia mirada hablaba de salvajes placeres; los mudos labios se curvan en sonrisa de sosegada confianza.
(...) y por fin, voluptuosamente, me abrazó destrozando mi pobre cuerpo con sus leoninas garras.
¡Dulce tormento y delicioso dolor¡ ¡Placer y sufrimiento inconmensurables¡. Al mismo tiempo que el beso de su boca me hacía dichoso, sus garras me desgarraban horriblemente.


Fragmento de un poema de Heinrich Heine.


Fotografía: La Esfinge obra de Francis Bacon.

sábado, 6 de diciembre de 2008

CONVOCATORIA , 2º CONCURSO DE RELATOS "pequeño formato"



Hace frío, viento, llueve, nieva... es Diciembre y luego viene Enero, con la cuesta, hay que pasear desde luego, aunque sea bajo un paraguas, pero conviene tener un pequeño proyecto que llevar a cabo cuando se llega a casa, una alternativa a pensar en la crisis, o en un novio/a que te ha dejado...

Pensar hoy por hoy es gratis y ¿porque no, pensar cuatro ideas que plasmar en un relato para "pequeño formato"?.

Esta vez, el título del relato será "LA MUJER SILENCIOSA". Título como mucho de vosotros sabéis de una ópera de Richard Strauss con libreto de Stefan Zweig a la que hago referencia en una de mis entradas concretamente la del día 12/7/08, (etiqueta Zweig Stefan)


Entremedias de mi serie de las hijas de LiLith, quisiera que me contarais una mujer, una hija de Lilith... o... no , pero lejana en las dimensiones de tiempo y espacio... o... no.... Espero un relato, un cuento, una noticia... pero con una mujer silenciosa...

El nivel de la "peña" como dice Javi Duque, es mucho nivel así que espero autenticas maravillas de todos ustedes/vosotros.


La convocatoria es internacional, abierta a todo el mundo y en el idioma autonomico que querais, ya me buscaré yo la vida para la traducción, este es un blog sin fronteras de idiomas ni de ideas...


El premio, lo he gestionado con Kundry, y será una invitación a comer o cenar en su "Comedor Kabanova" de Logroño http://www.kabanova.com/. Os aseguro que vale la pena por la comida y por la compañía de sus anfitriones Maras, y Kundry.


La fecha término de entrega de relatos,(mira por donde me voy a poner tierna), el 14 de Febrero, día de San Valentin , quiero decir el 14 de Febrero lo publicaré. ¿os parece?.


Como la otra vez, enviar los relatos a mi correo, yo lo publicaré, conforme vayan llegando y solo numerados , las votaciones seran si os parece también de la misma forma Si hay alguna idea o sugerencia, por favor: pfpinedoa@hotmail.com


Besos y gracias a todos Pilar

Pd: Maras y Kundry si los ganadores fuerais vosotros tirais con un "Pinedo" que ya iremos al Kabanova para cenar o comer con vosotros.



Fotografía: Obra de Richard Diebenkorn

viernes, 5 de diciembre de 2008

lagarta






Lagarta f. Hembra del lagarto. Nombre común aplicado a ciertos reptiles del gén. Lacerta, subclase lepidosaurios, o. escamosos. Adj. y s. fig. y fam. Mujer pícara, taimada. Entom. Insecto lepidóctero de la familia limantridos (Limantría dispar).






PD. Bellísima criatura de Dios

jueves, 4 de diciembre de 2008

Lilith



Fausto.- ¿qien es esa?
Mefistófeles.- Mirala bien. Es Lilith
Fausto.-¿quién?
Mefistófeles.- La primera mujer de Adan. Guárdate de su hermosa cabellera, la única gala que luce. Cuando ella atrapa a un joven no le suelta facilmente.

(GOETHE, Fausto)


Lilith diablesa de origen asirio-babilónico pasó posteriormente a tener una posición importante en la demonología hebraica, los rabinos la adoptaron haciéndola primera esposa de Adán culpabilizándola del mal que afligía a la humanidad desde su creación, dejando a Eva la "madre de todos los vivientes" (Gen, 3.20.) como ejemplo respetable para las jóvenes judías.

Lilith, insubordinada y rebelde abandonó a su esposo Adán y marchó del Paraíso pues a diferencia de Eva,(segunda esposa de Adán) no quiso renunciar a su igualdad con él y huyó del Edén para siempre. Marchó a vivir a la región del aire donde se unió al mayor de los demonios y engendró con él toda una estirpe de diablos.

Generalmente Lilith aparece representada con una larga cabellera y su cuerpo desnudo termina en forma de cola de serpiente. Espíritu maligno, atacaba a las parturientas y bebía la sangre de los recién nacidos. La muerte de los bebés simboliza la no creación, la esterilidad, junto con su semblante de seductora y devoradora de hombres a los que atacaba en el abandono del sueño.

En distintas fuentes se le llama Lilith la ramera, la perversa, la falsa incluso la "negra" que unido a sus rasgos de insubordinada, independiente y vampírica, antecede al perfil tanto visual como psicológico de la femme fatale del siglo XIX .

Fotografía: " Lilith " obra de Kenyon Cost, 1892


Pd: aunque la idea de esta serie se la debo a la Exposición de Rembrandt "Pintor de Historias" actualmente en el Museo del Prado, quiero hacer mención del libro "Las Hija de Lilith" de Erika Bornay, que recordé y rescaté hace tiempo olvidado en las estanterías.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Salomé

Flaubert relata así su danza;



Sus pies pasaban uno delante del otro al ritmo de la flauta y de un par de crótalos. Sus brazos arqueados llamaban a alguien que siempre huía. Le perseguía más ligera que una mariposa, como un Psiquis curiosa, como un alma vagabunda, pareciendo dispuesta a echarse a volar. Los fúnebres sones de las gingras reemplazaron los crótalos. El abatimiento había sucedido a la esperanza. Sus actitudes expresaban suspiros y toda su persona tal languidez que ya no se sabía si lloraba a un dios o se moría en su caricia. Con los párpados medio cerrados, torcía la cintura, balanceaba el vientre con ondulaciones de ola, hacía temblar sus dos senos y su rostro permanecía inmóvil y sus pies no se detenían. (...) Luego fueron los transportes del amor que quiere ser saciado. Bailó como las sacerdotisas de la India, como las nubias de las cataratas, como las bacantes de Lidia. Se volvía a todos los lados como una flor agitada por la tempestad. Los brillantes de sus orejas saltaban y la tela que colgaba por la espalda refulgia en tornasoles. De sus brazos, de sus pies y de sus vestidos brotaban invisibles chispas que inflamaban a los hombres. Cantó un arpa. La multitud la acogió con aclamaciones. Sin doblar las rodillas, separando las piernas, se arqueó tanto que la barbilla le rozó el suelo. Y los nómadas acostumbrados a la abstinencia, los soldados de Roma expertos en libertinajes, los avaros publicanos, los viejos sacerdotes agriados por las disputas, todos, dilatando las aletas de la nariz, palpitaban de deseo. (...)




Una vez terminada la danza Salomé se dirige hacia un Herodes que arde también en deseo



-Quiero que me des en una fuente la cabeza de Iaokanann




Fotografía: Obra de Franz von Stuck, Salomé (19o6)


lunes, 1 de diciembre de 2008

Dalila



Es esta una de las escenas más crueles y brutales de toda la pintura del Barroco. Forma parte de un grupo de cuadros monumentales, con figuras de tamaño natural que pintó Rembrandt a mediados de la decada de 1630 .
La imagen está inspirada en el episodio del Antiguo Testamento que narra la historia de Sansón y Dalila:


"Engañale con caricias y averigua de él, de dónde le viene tan gran fuerza y como le podremos sojuzgar para castigarle después de atado: que si lo consiguieses te daremos cada uno mil y cien siclos de plata". (Jueces 16: 5.I)


El cuadro describe el momento en que los filisteos sacan los ojos a Sansón después de que Dalila, tras dormirlo, hiciera que le cortaran las siete trenzas de su cabeza, privandole así de su extraordinaria fuerza.

Esta historia igual que la de Judit y Holofernes era interpretada como símbolo del poder de las mujeres.



Rembrandt aborda el tema con absoluta originalidad en la elección del momento que representa y el modo de escenificarlo.



Fotografía parcial ; Obra de Rembrandt "Sansón cegado por los filisteos" 1636



Exposición Rembrandt, Pintor de Historias. Museo Nacional del Prado.