martes, 21 de octubre de 2008

una historia de pájaros

En el lago Budi perseguían a los cisnes con ferocidad. Se acercaban a ellos sigilosamente en los botes y luego rápido, rápido remaban... Los cisnes, como los albatros, emprenden difícilmente el vuelo, deben correr patinando sobre el agua. Levantan con dificultad sus grandes alas. Los alcanzaban y a garrotazos terminaban con ellos.
Me trajeron un cisne medio muerto. Era una de esas maravillosas aves que no he vuelto a ver en el mundo, el cisne de cuello negro. Una nave de nieve con el esbelto cuello como metido en una estrecha media de seda negra. El pico anaranjado y los ojos rojos.
Esto fue cerca del mar, en Puerto Saavedra, Imperial del Sur.
Me lo entregaron casi muerto. Bañé sus heridas y le empujé pedacitos de pan y de pescado en la garganta. Todo lo devolvía. Sin embargo, fue reponiendose de sus lastimaduras, comenzó a comprender que yo era su amigo. Y yo comencé a comprender que la nostalgia lo mataba. Entonces cargando el pesado pájaro en mis brazos por las calles, lo llevaba al río. Él nadaba un poco, cerca de mí. Yo quería que pescara y le indicaba las piedrecitas del fondo, las arenas por donde se deslizaban los plateados peces del sur. Pero él miraba con ojos tristes la distancia.
Así cada día, por más de veinte, lo llevé al río y lo traje a mi casa. El cisne era casi tan grande como yo.
Una tarde estuvo más ensimismado, nadó cerca de mí, pero no se distrajo con las musarañas, con que yo quería enseñarle de nuevo a pescar. Se estuvo muy quieto y lo tomé de nuevo en brazos para llevármelo a casa. Entonces, cuando lo tenía a la altura de mi pecho, sentí que se desenrollaba una cinta, algo como un brazo negro me rozaba la cara. Era su largo y ondulante cuello que caía. Así aprendí que los cisnes no cantan cuando mueren.

Pablo NERUDA. "Confieso que he vivido"




Fotografía: Cisne de cuello negro, Cygnus melancoryphus, propio de America del Sur. Habita en los lagos de agua dulce, agua salobre, y en las costas del mar. Pasa la mayor parte del tiempo en el agua.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Gurnemanz está relatando a los jóvenes escuderos del Grial cómo Anfortas está penando con su incurable herida, (pese a los cuidados de Kundry) y les dice que una celeste visión habla y predice que "La piedad hará sabio al inocente"
Los escuderos repiten la estrofa: "Durch Mitleid wissend, der reine Tor" y es entonces cuando ven en el cielo un cisne que, alcanzado por una flecha, sangra de un costado y seguidamente cae abatido. Buscan al que ha hecho tal fechoría y descubren a Parsifal...

Anónimo dijo...

También hay que recordar a der swan en Lohengrin, pero todavía mas emocionante haberlos visto los de cuello negro en Puerto Natale, y estar alojados en el hotel del Cisne de cuello negro.

Amfortas

Barbebleue dijo...

¡Qué hermoso!
¿Por qué la belleza anida en la desgracia?
La dicha no es inspiradora de arte, como si la naturaleza humana (o las musas) tuviese necesidad del sufrimiento (o la decadencia)para su elevación, y en cierto modo, alcanzar el placer en el dolor.

Puestos a analogías musicales, me ha retrotraído al "Ride a white swan" de los glamourosos T Rex, liderados por el mítico Marc Bolan. Algo muy kitsch, que algún día aparecerá por el Castillo.

pfp dijo...

la dicha, es que es una chispa, tan efímera, que no da para mucho, si un caso queda el recuerdo un estímulo para la creación y eso si que no es poco

pjdfp dijo...

pobret cisne!!

enric dijo...

Mira, Pilar: lo siento, pero pjdfp hace que se me escape la risa con sus comentarios, y ya no me puedo "poner serio"... "Pobret cisne!" (¡¡¡es buenísimo!!!)