viernes, 12 de septiembre de 2008

Juana y sus hermanas.


Ha sido un día de bochorno insoportable, la dirección mantiene un discretísimo aire acondicionando que no sirve para nada, las ventanas están ligeramente abatidas, los toldos echados, la puerta abierta para ver si corre un poquito el aire. Por la mañana pronto ha llegado la más joven de todas, 79 años, el orgullo de la familia, es maestra, me lo repiten todos los dias el resto de las hermanas que no han tenido tanta suerte y solo han podido dedicarse a la familia y a la casa, le ha dado el dasayuno, y ha estado un ratito para terminar de asearla con un poco de colonia fresca y se marcha al mercado,con ella vive un hijo separado y su nieta. Al medio día llega la hermana viuda, 88 años, la trae un hijo malcarado, supongo que harto del trajín, que ya dura dos meses, desde que a Juana, 86 años le dió un mareo, cayó al suelo y se quedó con medio cuerpo paralizado. La viuda le da de comer, le insiste machaconamente que mucha gente utiliza la mano izquierda pero Juana es tozuda como una mula y no hay manera de convencerla, hablan de los sobrinos de los conocidos del pueblo, de bodas y bautizos de hace 50 años y después se quedan dormidas en una siesta apacible y calurosa. El turno de la merienda y la cena lo cubre la hermana de 82, muy pizpireta ella, hoy llega con un blusón a flores en tonos discretos , falda a juego y sandalias con un tacón muy coqueto. Siempre trae novedades de sus hijos y de una nieta médico que trabaja en una ONG en Filipinas. Le dan la cena insisten de nuevo para que coja la cuchara y se coma el yogurt con la izquierda, pera Juana es mucha Juana, y no cede.

A última hora de la tarde el bochorno se soporta con dificultad, el ambiente de la habitación está cargado. Por fin Juana se queda sola, me sonríe con la boca desdentada, y me dice que me acerque, me confía un secreto, maneja la izquierda de maravilla pero no piensa demostrarselo a sus hermanas no sea que se quede sin su compañía diaria. Le prometo guardarle el secreto hasta la tumba, nos reímos las dos, derrepente suena un trueno y a continuación comienza a llover a cantaros. Refresca el ambiente y la noche, todos descansamos.

A la mañana llega la maestra, bien puntual como siempre, y vuelve a insistir mientras le coloca la servilleta: ¡Juana debieras de hacer un esfuerzo, hay mucha gente que se maneja muy bien con la mano izquierda...¡ Juana me mira con picardía, le sonrío, le guiño el ojo y me bajo a tomarme un café.

10 comentarios:

Barbebleue dijo...

¡Pura música, Pilar!
Juana está mucho mejor de lo que creen. Lúcida y con ganas de vivir.

Y tu regreso, una felicidad.

Anónimo dijo...

Pilar, !Has vuelto!... Yo también. Hasta el próximo paréntesis estaré junto a vosotros. Me gusta lo que escribes, es todo un testimonio de vida. Un beso a Juana de mi parte.

Joaquim dijo...

Todos utilizamos un viejo truco para sentirnos acompañados, Juana lo tiene clarísimo. Bravo por ella y a ti por volver a emocionarnos con los pequeños relatos de GRAN FORMATO.

Cuando vuelvas a ver a Juana guíñale el ojo de mi parte.

javi duque dijo...

se ve mucha vida en las habitaciones de los hospitales, y los compañeros de habitación de los familiares siempre dan para historias curiosas.

El título inspirado en nuestro amigo Woody, no?

bueno, a parte de eso, el relato buenísimo. Me ha gustado un montón.

Besos

pfp dijo...

gracias a todos por vuestra compañía. Estos dias con mi madre, son como una montaña rusa, de la que no se cuando vamos a bajar, por eso me dan tanta alegría vuestros comentarios. A Juana le doy un beso, , de vuestra parte. Y a vosotros os mando todos los del mundo, con cariño

pjdfp dijo...

Que pilla la tía!!
Pues si, va bien esto de los hospitales aunque solo sea para darnos cuenta que tenemos fecha de caducidad, que hay veces que se nos olvida.
El tiempo pasa inexoraaaableeeeee!!
Así que aprovechémoslo.

Titus dijo...

Hola! Me ha gustado mucho la historia de Juana.Igual que a Juana su truco le sirve para recibir visitas, espero que esta historia te haya servido a ti para sobrellevar con más ánimo estos días de hospital.

pfp dijo...

Gracias Titus, un beso

Mr.Ripley dijo...

Qué buena la historia de Juana-Hanna :-) ánimo Pilar!

enric dijo...

¡Cuánta humanidad se respira en las habitaciones de los hospitales! La història que nos has contado me ha hecho sonreír... de emoción. Cuando vuelvas a ver a Juana, transmítele, por favor, mi cómplice sonrisa.