sábado, 24 de mayo de 2008

relato Nº 15



Las doce menos cinco. Aún tendré tiempo de coger el último metro. ¡Caramba!, no hay nadie en el andén; bueno, será que acaba de marcharse un tren.

¡Huy qué cansado me encuentro! No me gusta sentarme a esperar el metro, pero en esta ocasión voy a hacer una excepción.

Caray qué raro, no viene nadie y son ya las doce. ¡Ah¡, oigo pasos; alguien entra. Parece que se acerca a mí... Querrá preguntarme algo...

Ahí viene el tren, pero ¿sin luces? ¡Qué raro!. Menos mal que se ha parado, creía que no iba a hacerlo. Pero dentro del vagón tampoco hay luz...No se oye nada...Tendré que ir con cuidado porque puedo tropezar con alguien y lastimarlo o caerme yo...Pues no, no tropiezo con nadie...No sé oye ni un solo murmullo. El coche ¿está en marcha? Porque las puertas están cerradas, ¿ no? Sí, sí que lo están. ¡Pero que tacto tan raro tienen! No parecen sólidas... Bueno, me quedan tres paradas.

Y las luces apagadas. ¿No se dan cuenta que hay que encenderlas, que ir apagados va contra toda norma de seguridad? Pero ¿cómo es que no veo ningún tipo de luz? Nadie sale de los coches ¿o es que este tren no se para en ninguna parte? Esto ya me está escamando. ¡Que frío! Sin embargo no está encendida la refrigeración... ¿por qué iba a estarlo? estamos en invierno.

Comienzo a sentir angustia y cuando me viene es terrible. ¡Acabaré haciendo aquí un número! Bueno, llevo el Diazepan en el bolsillo. ¡Pero, si no me lo noto...No lo encuentro...Si no noto su tacto no me podré tomar el medicamento y si no me lo tomo, con esta angustia, no sé qué me va a pasar! ("Calma, hombre, que te estás poniendo nervioso; ahora cuando llegues a tu parada todo te pasará"). Pero es que no llego a ningún sitio. ¿Qué pasa? No me puedo mover...Me falta la respiración. Señor, ¿es que me estoy muriendo?

"¡Oiga jefe! ¡Jefe!. No se puede dormir en las instalaciones del Metro. El último tren pasó hace tres minutos y vamos a cerrar. O sea que levántese, despabílese y a caminar un ratito. Que le dé el aire, que le hace falta. Seguro que ha bebido usted más de la cuenta..."

"Siento defraudarle pero soy abstemio. Ya le he visto entrar hace un momento. Creí que me iba a preguntar algo"

"Pues ya ve, venía a decirle, no a preguntarle. Venga, salga, por favor. Tenemos que cerrar y a mí, me esperan en casa"

"Sí, sí, disculpe".

Menos mal que sólo he estado unos segundos dormido. Veré qué hora es y según cómo tomaré un taxi. ¡Caray, pero si es de día!. Son...las siete y cinco de la mañana. Pero..., ¿no ha dicho ese hombre que acababa de pasar el último tren de la noche? ¿Qué ha pasado? Según mi reloj han transcurrido... ¡¡¡7 horas!!!

Pero, vamos a ver, estoy muerto o vivo? ¡Huy! Los pellizcos no engañan, estoy vivo. ¿Y estas 7 horas qué? Y este señor ¿era de la compañía o quién demonios era?. El reloj se me ha adelantado sólo ¿o lo ha adelantado alguien? ¿O, es que he estado 7 horas muerto y he RESUCITADO?

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